domingo, 15 de abril de 2012

NOAM CHOMSKY | Aniversarios de la “nohistoria”

George Orwell acuñó el útil término de “nogente” para criaturas a quienes se les negaba la condición de personas porque no se ceñían a la doctrina estatal
Nosotros podríamos añadir el término “nohistoria” para referirnos al destino de las nogente, eliminadas de la historia por causas similares. 
La nohistoria de la nogente se ilumina por la suerte que corren los aniversarios. Los importantes son usualmente conmemorados, con la debida solemnidad, cuando corresponde: Pearl Harbor, por ejemplo. Algunos no lo son, y podemos aprender mucho acerca de nosotros al extraerlos de la nohistoria. 
En estos días estamos dejando de conmemorar un suceso que tiene un gran significado: el 50º aniversario de la decisión tomada por el presidente Kennedy de lanzar una invasión directa sobre Vietnam del Sur, lo que pronto se convertiría en el crimen más extremo de agresión desde la Segunda Guerra Mundial. 
Kennedy ordenó a la Fuerza Aérea de EEUU que bombardeara Vietnam del Sur (para febrero de 1962 se habían realizado cientos de misiones aéreas); la guerra química autorizada para destruir los cultivos de alimento y así someter a la población rebelde, y poner en vigor programas que, en última instancia, obligaron a millones de aldeanos a refugiarse en viviendas improvisadas en la periferia urbana y en campos de concentración virtuales, llamados “aldeas estratégicas”. Allí, los aldeanos serían “protegidos” de las guerrillas nativas a las que, como bien sabía la administración estadounidense, apoyaban voluntariamente. 

Los esfuerzos oficiales para justificar los ataques fueron mínimos y, en su mayor parte, mera fantasía. 

Fue típico el apasionado discurso del Presidente a la Asociación Americana de Editores de Periódicos el 27 de abril de 1961, cuando advirtió que “estamos enfrentando en todo el mundo una conspiración monolítica e implacable que depende principalmente de medios encubiertos para expandir su esfera de influencia”. En las Naciones Unidas, el 25 de septiembre de 1961, Kennedy afirmó que si esa conspiración lograba alcanzar sus fines en Laos y Vietnam, “las puertas quedarán abiertas de par en par”. 
Los efectos a corto plazo de esto fueron reportados por Bernard Fall, respetado especialista e historiador de Indochina -no un pacifista, pero sí uno de quienes se preocupaban por la suerte de los pueblos de esos atormentados países. 

A principios de 1965 calculó que aproximadamente 66.000 survietnamitas habían sido abatidos entre 1957 y 1961, y otros 89.000 entre 1961 y abril de 1965, en su mayoría víctimas del régimen clientelar de Estados Unidos, o “del aplastante peso de las fuerzas armadas estadounidenses, el napalm, los bombarderos a reacción y, finalmente, gases que causan vómitos”. 

Las decisiones se mantuvieron en la oscuridad, como lo fueron las consecuencias que aún persisten. Para mencionar tan sólo un caso: Tierra quemada, por Fred Wilcox, el primer estudio profundo del impacto terrible y aún en proceso de la guerra química sobre los vietnamitas, se publicó hace unos meses -y seguramente se unirá a otros materiales de la nohistoria. El núcleo de la historia es lo que ocurrió. El núcleo de la nohistoria es “desaparecer” lo que ocurrió. 
Para 1967, la oposición a los crímenes en Vietnam del Sur había adquirido una escala sustancial. Cientos de miles de tropas estadounidenses asolaban Vietnam del Sur, y las áreas con mayor población eran sometidas a intensos bombardeos. La invasión se había extendido al resto de Indochina. 
Las consecuencias se habían tornado tan horrendas que Bernard Fall pronosticó que “Vietnam, como entidad cultural e histórica ... se ve amenazada con la extinción ... (a medida) .... que la campiña literalmente muere bajo los impactos de la mayor máquina de guerra que se haya lanzado contra un área de este tamaño”. 

Cuando la guerra terminó, ocho devastadores años después, la opinión general estaba dividida entre los que la llamaban “una causa noble” que pudo haberse ganado de haber habido mayor dedicación y, en el extremo opuesto, los críticos, para quienes fue “un error” que resultó demasiado costoso. 

Aún estaba por ocurrir el bombardeo de la remota sociedad campesina del Norte de Laos, que fue de tal magnitud que las víctimas siguieron viviendo durante años en cuevas para tratar de sobrevivir, y poco después el bombardeo de la rural Camboya, que superó el nivel de todo el bombardeo de los aliados en el teatro de guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. 
En 1970, el asesor nacional de Seguridad, Henry Kissinger, había ordenado “una campaña de bombardeo masivo en Camboya. Cualquier cosa que vuele o cualquier cosa que se mueva” -un llamado para un genocidio de un tipo que rara vez se encuentra en los registros archivados. 

Las de Laos y Camboya fueron “guerras secretas” en cuanto a que el reportaje de ellas fue escaso y los hechos son muy poco conocidos por el público en general o incluso por élites educadas que, sin embargo, recitan de memoria todos los crímenes reales o imaginarios de enemigos oficiales. 

Otro capítulo en los abundantes anales de la nohistoria. 

Dentro de tres años podremos -o quizá no- conmemorar otro suceso de gran relevancia contemporánea: el aniversario 900 de la Carta Magna. 
Este documento es el cimiento de lo que la historiadora Margaret E. McGuiness, refiriéndose a los Juicios de Nuremberg, proclama como una “forma particularmente estadounidense de legalismo: castigo sólo para aquellos que se pueda demostrar que son culpables mediante un juicio justo con una miríada de protecciones de procedimiento”. 
Esta Carta Magna declara que “ningún hombre libre” será privado de sus derechos, “excepto por juicio legal de sus pares y por la ley del país”. Estos principios fueron posteriormente ampliados para su aplicación a todos los hombres en general. Cruzaron el Atlántico e ingresaron a la Constitución de Estados Unidos y a la Declaración de Derechos, que declararon que ninguna “persona’’ puede ser privada de sus derechos sin el debido proceso y un juicio rápido. 

Por supuesto, los fundadores no tenían la intención de que el término “persona” se aplicara a todas las personas. Los nativos americanos no eran personas. Ni lo eran los esclavos. Las mujeres apenas calificaban como personas.
Mantengámonos, no obstante, apegados a la noción núcleo de la presunción de inocencia, que ha sido arrojada al olvido de la nohistoria. 

Un paso adicional en cuanto a socavar los principios de la Carta Magna se dio cuando el presidente Obama firmó la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que codifica la práctica de Bush-Obama de detención indefinida sin juicio bajo custodia militar. 

Tal trato es ahora obligatorio en el caso de aquellos acusados de ayudar a las fuerzas enemigas durante la “guerra contra el terrorismo”, u opcional si los acusados son ciudadanos estadounidenses. 

Su alcance es ilustrado por el primer caso de Guantánamo que llegó a los tribunales bajo el presidente Obama: el de Omar Khadr, ex niño soldado acusado del terrible crimen de tratar de defender a su aldea afgana cuando era atacada por fuerzas de Estados Unidos. Capturado a los 15 años de edad, Khadr fue encarcelado durante ocho años en Bagram y Guantánamo, y luego llevado ante una corte militar en octubre de 2010, donde se le dio a elegir entre declararse no culpable y permanecer para siempre en Guantánamo, o declararse culpable y cumplir sólo ocho años más de condena. Khadr eligió esto último. 
Muchos otros ejemplos iluminan el concepto de “terrorista”. Uno es Nelson Mandela, sólo eliminado de la lista de terroristas en 2008. Otro fue Sadam Hussein. En 1982, Irak fue eliminado de la lista de Estados que apoyaban a los terroristas para que la administración Reagan pudiera proporcionar ayuda a Hussein después de que Irak invadió Irán. 
La acusación es caprichosa, sin revisión o recurso para invalidarla, y usualmente refleja objetivos de política -en el caso de Mandela para justificar el apoyo del presidente Reagan a los crímenes del Estado del apartheid cometidos para defenderse de uno de “los más notorios grupos terroristas” del mundo: el Congreso Nacional Africano de Mandela. 
Lo más importante está consignado en la nohistoria.

Castro prefiere un mundo gobernado por mujeres

El líder cubano alaba a Dilma Rousseff y destaca su reclamo de que EEUU mantenga relaciones de "igual a igual" con Brasil y con el resto de América Latina
ÚN | EFE.- El expresidente de Cuba, Fidel Castro, cree que el mundo marcharía mejor si las mujeres se ocuparan de la política, en un nuevo artículo sobre la Cumbre de las Américas donde elogia a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

"Una vez más demostraron que las cosas en el mundo marcharían mejor si ellas (las mujeres) se ocuparan de los asuntos políticos. Tal vez habría menos guerra, aunque nadie puede estar seguro de eso", escribe Castro en la última de sus Reflexiones publicada hoy en los medios cubanos.

También subraya el análisis que hizo la presidenta de Brasil sobre la crisis económica y la reacción de la zona euro a través de una expansión monetaria que aprecia la moneda brasileña y afecta a la competitividad de la industria nacional.
"A Dilma Rousseff, una mujer capaz e inteligente, no se le escapan esas realidades y sabe plantearlas con autoridad y dignidad", destaca Fidel Castro.
A su juicio, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, "sabe que la economía de Brasil surge con impresionante fuerza que, asociada a las economías como las de Venezuela, Argentina, China, Rusia, Sudáfrica y otras de América Latina y el mundo, trazarían el futuro del desarrollo mundial".
Y a Obama dedica también Castro varios comentarios en su artículo de este domingo, donde dice que observó al presidente de Estados Unidos "pensativo y a veces bastante ausente" durante la primera jornada de la Cumbre de Cartagena.
"Era como si durmiera con los ojos abiertos. No se conoce cuánto descansó antes de llegar a Cartagena, con qué generales habló, qué problemas ocupaban su mente", señala.
La VI Cumbre de las Américas concluirá hoy en Cartagena de Indias y es posible que finalice sin declaración final, entre otros asuntos por la enconada polémica por la negativa de Estados Unidos y Canadá a aceptar a Cuba en las próximas citas.
Lea más sobre la Cumbre en nuestro impelable "Cumbre de las Américas".

Todos desconfían de España

Una escultura del símbolo del euro ante la sede del BCE. / EFE

  •   El agresivo objetivo de déficit y el sector financiero encienden el riesgo país
 Luis de Guindos tiene hora con Mario Draghi como quien la tiene con un médico especialista. España padece síndrome de abstinencia una vez que los efectos curativos de los manguerazos de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) a la banca se han evaporado y el ministro de Economía tiene previsto reunirse con el patrón del organismo el próximo martes, después de una semana de horror en los mercados, la peor en los más de 100 días de Gobierno de Mariano Rajoy. Nunca como esta semana había este Ejecutivo negado tantas veces que la economía española necesite un rescate, una intervención, nunca como ahora había mentado tanto la bicha.
Fuentes del Ministerio de Economía explican que solo se trata de una visita de cortesía dentro de la gira europea que emprende Guindos —también estará en París— “para explicar las reformas”. Es decir, enseñar los números e intentar convencer de que sí será capaz de recortar el déficit del 8,5% al 3% en dos años y que, dicho sea de paso, pagará sus deudas. Todo, con una recesión económica del 1,7% este año. Madrid siente que ha hecho los deberes: ha elaborado los presupuestos muy austeros, ha anunciado otras reformas para ahorrar en sanidad y educación y tiene en marcha su reforma financiera.
Pero los inversores huyen de la deuda española, la Bolsa está en el peor nivel desde marzo de 2009, la banca sufre para financiarse y Bruselas se reserva su visto bueno a los Presupuestos. España, la cuarta economía europea, preocupa en la Eurozona.
El ministro Guindos se reunirá el martes con Mario Draghi
Charles Wyplosz, profesor de Economía Internacional de la Graduate School, recuerda que España “ha tenido una buena trayectoria en disciplina fiscal antes de la crisis, no como Grecia y Portugal, pero los mercados temen el potencial volumen de las pérdidas del sistema financiero una vez el precio de los pisos toque suelo”. Wyplosz describe entonces un círculo vicioso: “Algunas entidades grandes y pequeñas quiebran. El Gobierno las rescata. La deuda pública de repente se dispara y el Ejecutivo no tiene más opción que impagar parte de su deuda, así que los bancos, que tienen toneladas de deuda pública en sus carteras, quiebran de nuevo, y el círculo sigue girando”. En esta situación, advierte, “la austeridad no tiene sentido y agudiza la recesión, lo que hace difícil cumplir el presupuesto”. Así que “cuanto más aprieta Rajoy, más crece la desconfianza”.
La desviación del dato de déficit del 2011 (8,5%, frente al 6% prometido) y la rebaja de la meta (del 4,4% al 5,3%) han abonado la incertidumbre. La capacidad de España para crecer y la suficiencia de la reforma financiera en marcha provocan dudas.
Los bancos españoles habían jugado infiltrados por las inyecciones de capital del BCE desde finales del año pasado (dos subastas de crédito por valor de más de un billón de euros a tres años) y la fórmula funcionó para España (y también Italia): las entidades logran dinero prestado al 1% y los invierten en bonos con más rentabilidad, con lo que ganan esa diferencia y la prima de riesgo del país se alivia. Pero el sector ha entrado en una peligrosa relación de dependencia del BCE y, como consecuencia de estos manguerazos, en marzo captaron un cifra récord de 316.343 millones en el organismo, el 28% del total del Eurosistema.
Gobierno y
la mayoría de analistas descartan un rescate del país
Al secretario de estado de Economía, Jaime García-Legaz, se le escapó el viernes que, sin los fondos del BCE, España estaría “muerta”, aunque luego matizó que se refería a la situación de toda Europa y que más bien aludía a que el banco central debía seguir comprando de bonos.
La prima de riesgo de España (se mide por el diferencial de interés que pagan los bonos a 10 años respecto a los alemanes, que se considera la referencia más fiable) se ha instalado por encima de los 400 puntos básicos (o cuatro puntos porcentuales) y tocó los 433 el martes. Ese día, el interés que se le exigían a la deuda española ya emitida rozó el 6%.
“Por encima de los 400 suben los costes de renovación de deuda pública, hay dificultades de financiación para las empresas y los mercados de deuda se cierran para las entidades bancarias y empresas, pero no es tanto un problema de líneas rojas como del tiempo que se permanece en un nivel elevado de prima de riesgo”, explica Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada y analista de Funcas. “El BCE puede que tenga que continuar comprando bonos si es preciso y, sobre todo, si se emiten señales de que los gobiernos nacionales están haciendo esfuerzos fiscales y reformas significativas. Si el BCE deja de comprar y la UE tampoco hace su papel, la debilidad es obviamente mayor”, alerta. Y lamenta que Europa “no ha sido capaz de establecer un cortafuegos operativo, creíble y eficiente”.
Solo en febrero las inversión extranjera en deuda perdió 25.000 millones
José Carlos Díez, de Intermoney, alerta de la fuga de inversión extranjera de la deuda pública: 25.000 millones solo en el mes de febrero y critica que “el BCE llega tarde y con poca intensidad”.
La mayoría de analistas descartan que España necesite un rescate a la griega. Pero la posibilidad de que los bancos acudan al fondo de rescate europeo sí se empieza a sugerir desde algunos sectores en Bruselas. Fuentes de Economía recalcan que “ni el Tesoro Público ni los bancos españoles tienen problemas de liquidez, tienen más problemas de financiación es en las comunidades autónomas”.
Las regiones, incumplidoras con los objetivos de déficit de 2011, son otro de los motivos de dudas. Ahora tienen que reelaborar sus cuentas para adaptarlas al ajuste de los Presupuestos. El catedrático Guillem López-Casasnovas avanza que será duro. “No se van a poder hacer consolidaciones fiscales por consenso a 17, ni puede el Gobierno obviar unas competencias estatutarias constitucionalmente otorgadas”. Y se revuelve: “La gran revelación que hizo el PP en su acceso a las cuentas públicas de que el déficit real era el 8,5%, y no el 5,8%, del PIB culpabilizó a las autonomías y generó en los mercados un mar de dudas sobre el comportamiento financiero de éstas”, pero “los datos dicen que el 90% de aquella diferencia se debió a la desviación de los ingresos: un error de previsión atribuible enteramente al gobierno central. Funcionando las comunidades con anticipos y con la rigidez del gasto que gestionan, no tenía sentido exigir a corto un ajuste imposible”.
El profesor es duro: “No creo que ningún analista se crea una hoja de ruta en la que las voces dirigentes divergen, en la que se mantengan tabúes, personajes irresponsables en puestos de responsabilidad empresarial, zombis financieros protegidos, o líneas rojas en gasto social que intenten engañar con cierto populismo a una sociedad que está madurando a golpe de realismo”. “La parte positiva —añade— es que aún depende de todos nosotros enmendarlo”. La negativa es que el tiempo corre en contra.

El FMI pide bajar pensiones por "el riesgo de que la gente viva más de lo esperado"

 El organismo quiere que la edad de jubilación se ajuste con la esperanza de vida

Sus economistas proponen recorte de prestaciones y aumento de las cotizaciones

El Fondo plantea que las aseguradoras privadas cubran el riesgo de longevidad

El envejecimiento de la población es un reto conocido. Y a eso dedica un extenso análisis el Fondo Monetario Internacional, en un adelanto de los documentos de su cumbre semestral. Lo que llama la atención es la agresividad y crudeza con la que pone de relieve el problema. El Fondo reclama, entre otras medidas, que se recorten las prestaciones y se retrase la edad de jubilación ante "el riesgo de que la gente viva más de lo esperado". Y también propone soluciones de mercado para mitigar ese "riesgo".
Es lo que los economistas bajo la batuta del español José Viñals llaman “riesgo de longevidad”. Y dan una cifra para poner en contexto. “Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto para 2050, el coste del envejecimiento -que ya es enorme para los Gobiernos, las empresas, aseguradoras y particulares- aumentaría un 50%” en las economía avanzadas tomando como referencia el PIB de 2010.
Para los países emergentes, ese coste adicional sería del 25%. En términos absolutos, se disparará el coste previsto en decenas de billones de dólares a escala global. Eso su pone una amenaza para sostenibilidad de las finanzas públicas al disparar los niveles de endeudamiento público en una proporción similar. En paralelo, es un riesgo para la solvencia de las entidades privadas.
Según ha explicado el propio Viñals en la rueda de prensa en la que ha presentado el informe, “vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante". "Nos va a costar más como individuos, a las corporaciones y a los Gobiernos. Por eso debemos preocuparnos ahora por los riesgos de la longevidad, para que los costes no nos atosiguen en el futuro”, ha comentado Viñals, responsable del departamento de Mercado de Capitales.

Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante. Nos va a costar más"
En 1750, la esperanza de vida en el momento del nacimiento en los países de la Europa occidental no llegaba a los 40 años. Desde 1900, siguió un incremento lineal hasta tocar los 80 en 2010. A escala global pasó de los 48 en 1950 hasta los 70 en el último año de referencia. Pero lo que cambia los cálculos, según el FMI es la esperanza de vida cuando se tiene 60 años.
Naciones Unidas proyecta que para 2050 la esperanza de vida a partir de esa edad llegará a los 26 años en las economías avanzadas y a los 22 años en los países en vía de desarrollo. Eso significa que irá mejorando al ritmo de un mes por año. Tomando como referencia a los europeos de 60 años que vivían en 1910, la esperanza de vida era de 15 años. Un siglo después llegó a los 24 años.
Al vivir más la población, tendrá que pagarse más en pensiones y prestaciones a la seguridad social. En este caso pone como ejemplo los planes de pensiones privados en EE UU. “La empresas tendrían que multiplicar varias veces sus contribuciones para poder afrontar esos pasivos adicionales”, apunta. “Reconocer y mitigar este riesgo es un proceso que debe ponerse en marcha ahora”, remacha.
Tanto el sector público como el privado llevan años preparándose para amortiguar el impacto financiero del envejecimiento. Pero el FMI cree que se subestimó la evolución demográfica de la población y eso pesará “más de lo esperado” en un balance que en ambos casos están ya de por si debilitados. Eso, por tanto, amenaza con exacerbar su vulnerabilidad frente a otras crisis.

Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto en 2050, el coste subiría un 50%”
José Viñals
Christine Lagarde, directora gerente de FMI, quiere que la reunión de primavera en Washington sirva para mirar hacia delante. En este contexto, exige a los Gobiernos que reconozcan que el envejecimiento les puede crear un serio problema en el futuro y que es un riesgo. Para neutralizar sus efectos, recomienda combinar el aumento de la edad de la jubilación con otras medidas.
Para el retraso de la edad de jubilación, propone que se ligue a la esperanza de vida, de modo que el número de años en que los jubilados cobran la pensión no aumente. En la reciente reforma española del sistema de pensiones que retrasaba la edad e jubilación a los 67 años de forma progresiva ya se prevé un mecanismo de este tipo, llamado factor de sostenibilidad. Así, la ley prevé que las variables clave del sistema de pensiones (como la edad de jubilación) se revisen cada cinco años a partir de 2027 en función del aumento de la esperanza de vida.
Pero ese retraso no basta. El Fondo cree que hay que tomar más medidas y cita entre ellas el recorte de las pensiones, el aumento de las cotizaciones y la posibilidad de que los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese "riesgo de que la gente viva más de lo esperado".
Así, el informe de estabilidad financiera plantea que se recurra a los mercados de capitales para que se transfiera el riesgo de la longevidad de los planes de pensiones a las instituciones que tienen más capacidad para gestionarlo.
Los economistas del organismo plantean también que los propios individuos aumenten su ahorro a través de planes de pensiones, recomienda que se facilite o incluso obligue a contratar rentas vitalicias y también apoya el uso de las hipotecas inversas, por las que la casa en propiedad se entrega en el momento de fallecimiento a cambio de recibir hasta ese momento una renta por ella.
El Fondo también pide más transparencia a los países a la hora de informar sobre la tendencia del envejecimiento y como se están preparando para financiar la jubilación.
El FMI concluye recordando que todas estas reformas “tardarán años en dar fruto” y cualquier retraso en el proceso dificultará hacer frente al reto como es debido. “Prestar atención al envejecimiento de la población y al riesgo de la longevidad adicional forma parte del conjunto de reformas necesarias para restaurar la confianza en la viabilidad de los balances del sector público y privado”, remacha.